Tras los pasos del dúo De Francisco-Moure

¡Fracasamos otra vez!

‘La Tele’ –en televisión y radio- y ‘El Siguiente Programa’, evitaron que toda una generación terminara admirando a ‘La negra candela’ o a ‘Marbelle’.

“No somos irreverentes, porque en este país nadie merece reverencias”.

Martín De Francisco.

‘La Tele' fue un experimento televisivo apadrinado por Carlos Vives después del resonante éxito del álbum ‘Clásicos de la Provincia’ (Sonolux, 1993). Las mieles del éxito de las que gozaba el cantante samario –Un Rey Midas, en aquella época-, le dieron una suerte de ‘licencia’ para arriesgarse con una propuesta que estaba por fuera de los cánones de la televisión de entonces.

Vives, compañero de colegio de Moure y excuñado de De Francisco, fue el eslabón que unió a estos dos personajes con el propósito de integrarlos al equipo de producción de ‘La Tele’ en 1993.

RCN acogió el programa –presentado por el propio Vives-, en el que había dramatizados (‘La familia de la Cerda’, ‘La maldición de la guanábana’, ‘Las calles de Barranquilla’), informes, notas y lo que yo calificaría como un primer intento de ‘Stand Up-Comedy, llamado ‘El Garaje de La Tele’, por el que pasaron Moisés Angulo, Oscar Borda y, claro, De Francisco y Moure. También actuaban Andrés Navia, Juancho Arango, Alberto Velilla y otros.

El programa se emitía los miércoles a las 10:30 de la noche.

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‘La Tele' tuvo un éxito moderado en términos de audiencia, pero el impacto de su estilo dejó una impronta en toda una legión de fanáticos de una generación que hoy tiene más de 30 años, y cuya percepción sobre Colombia y sus personajes cambiaría para siempre.

Por primera vez se desmitificaban en televisión posturas y comportamientos cuya ridiculez tenían dimensiones estratosféricas, pero que –hasta ese momento- se consideraban palabra sagrada. Admitir que éramos un país en el que abundaban los fracasos, con una mentalidad perdedora, acomplejada y con un provincianismo por momentos salvaje y tosco, le hacía un contrapeso a ese afán colectivo por lucir bellos y ‘primer-mundistas’ machacado en los medios, y que además nos hacía caer frecuentemente en la magnificación de nuestros pequeños y escasos triunfos.

“Nosotros somos un oasis de fealdad en medio de tanta apología a la belleza que nos quieren meter por los ojos”, decía Santiago Moure en aquella época.

Sin proponérselo, el guión temático de De Francisco y Moure dotó de un sentido crítico a los jóvenes de mediados de los noventas ante los hechos que narraba la televisión.

‘La Tele’ mostró el Reinado de la Belleza como un evento ridículo en el que los periodistas jugaban a ser parte de un Hollywood chibcha con poses snob y un ambiente lleno de traquetos y borrachos que acosaban a las candidatas. Fueron expulsados de dicho certamen por ‘tomarse’ una rueda de prensa para ‘informar’ que el concurso se había cancelado.

Los dramatizados eran exageraciones de la realidad como metáfora de situaciones como la violencia intrafamiliar, la falta de educación y rasgos de la idiosincrasia colombiana. También se entrevistaba a gente del común que hablaba de sus ‘desgracias’ y ‘fracasos’ mientras el entrevistador lanzaba una diatriba contra cualquiera de los problemas de la sociedad.

‘Cerdo’, un icónico personaje cuya cabeza emergía de un sanitario a veces durante todo un episodio, personificaba esa fealdad a la que se refería Moure más arriba.

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“¡Quedé como pa’ ir a una fiesta con los hermanos Monroy!”

Martín De Francisco.

La Tele en Radioactiva.

‘La Tele’ tuvo un nuevo ropaje al pasar a la radio en 1996. El espacio matinal ‘La Locomotora’, de Radioactiva (Caracol) quedó en manos de De Francisco y Moure. Allí tenían secciones como ‘Fracasamos otra vez’, en la que nuestras delegaciones deportivas eran abonadas permanentes; ‘¡Fo!’, en la que atacaban la frivolidad y el mal gusto, ‘Tema del día’, entre otras.

La virulencia de las críticas y burlas a los actores que se volvían cantantes y a personajes de la farándula como Jairo Alonso, Rodrigo Beltrán, Marbelle, Charlie Zaa, Jorge Barón, ‘La negra Candela’, entre otros, les granjearon odios y roces, pero también un mediano éxito –paradójicamente- en los mismos circuitos que fustigaban todos los días.

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En 1997 nace ‘El Siguiente Programa’, quizá el proyecto más exitoso que llevaron a cabo. Se trataba de dibujos animados con una estética parecida a ‘Beavis and Butt-Head’ en la que De Francisco y Moure contaban sus vidas y criticaban a un país llamado ‘Chibchombia’, lleno de ‘Iguazos’ que lo hacían invivible.

Entre los capítulos memorables se cuenta aquel en el que Julio Sánchez Cristo sucumbe ante la moda ‘Iguaza’ y adquiere un lenguaje de camionero al tiempo que blande un machete mientras amenaza con matar a todo el que se le atraviese. Todo, porque esa era la moda. Otro en el que ‘Chibchombia’ entra en guerra como ‘Chamozuela’ y Martín se niega a pelear por Cúcuta, que había sido anexada por el vecino país.

‘El Siguiente Programa’ fue una sátira con alto rating que siguió la tendencia de ‘La Tele’. El programa hizo las veces de espejo en el que Colombia se vio reflejada con sus problemas endémicos (corrupción, desigualdad, egoísmo, falta de oportunidades), enmarcado en el humor corrosivo de la parodia y la burla a nosotros mismos.

Se dejó de emitir en noviembre de 2000, pero hace dos años salió una colección en DVD.

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La consecuencia del efecto De Francisco-Moure en una generación de jóvenes fue la siguiente: quitarles la inmerecida importancia de la que gozaban periodistas de farándula, cantantes, actores, futbolistas y políticos; y de paso, rescatar a la juventud televidente de las garras de la frivolidad, del arribismo social y del desmedido patriotismo de los locutores deportivos de mediados de los noventas.

Sin embargo, para no desentonar en este espiral de fealdades, desgracias y fracasos, ambos terminaron haciendo lo que fustigaron en aquella época: hoy en día Martín es comentarista deportivo y Santiago es actor de series y telenovelas. 

Jorge Mario Erazo