Celso Piña, el otro rebelde del acordeón
El responsable de la incursión de este ritmo colombiano en Monterrey, México, fue uno de los invitados al Carnaval de las Artes.
Hubo una época durante los años setentas en la que se puso de moda la música vallenata de Aníbal Velásquez, Alfredo Gutiérrez y Aniceto Molina, tridente al que llamaron la ‘Triple A’. Lo normal es que lo anterior hubiera ocurrido en Valledupar, Riohacha o Barranquilla. Pero no fue así, la ciudad en la que bautizaron con tal remoquete a esos tres grandes del folclor colombiano fue Monterrey, México.
Esa historia la cuenta Celso Piña, cantautor mexicano que toca vallenato desde los años setentas y que no tiene reparos en lanzar un lastimero “¡ayy hombe!” en cualquiera de sus canciones. Se ha hecho famoso en los jóvenes de la generación de MTV gracias a sus colaboraciones con Café Tacuba, El Gran Silencio, Natalia Lafourcade, Ely Guerra y otros roqueros mexicanos.
Asegura que tres de sus canciones preferidas son Lucero Espiritual (la versión original de Juancho Polo Valencia, no la de Diomedes Díaz), La Casa en el aire y Matilde Lina. Idolatra a Alfredo Gutiérrez y confiesa que su gusto musical cambió con la música del rebelde del acordeón y las tonadas de ‘Los Corraleros de Majagual’.
Está en Barranquilla para participar en el Carnaval de las Artes, donde compartirá escenario con Aníbal Velásquez y Alfredo Gutiérrez.
¿Cuál fue su primer contacto con el vallenato?
Por allá en los años setentas fue mi primer contacto con la música de Alfredo Gutiérrez. No había discos de él en las discotiendas, así que me tocaba comprarlos en el mercado negro, muy caros por cierto. Otros cuates y yo los comprábamos. Me llamó mucho la atención. Yo antes tocaba en un grupo, tocábamos de todo, rock and roll, baladas, tropical, cumbias, pero todo eso lo sentía medio desabrido. Oía a Alfredo, pero antes ya escuchaba a los Corraleros de Majagual, que para mí ha sido la orquesta más famosa de Colombia. En Monterrey llegó un momento en que los Corraleros tocaban por todas partes, en los barrios altos y en los bajos también.
¿Ahí hubo un quiebre en su gusto musical?
Ahí dije: ‘Este pedo está muy padre’, y dejé eso de las baladitas. Me preguntaban que si yo era colombiano y les decía que ojalá lo fuera. Para mí hubiera sido muy fácil tocar música de Ramón Ayala y de los demás grupos. Pero la música colombiana era diferente para mí. En ese tiempo los colombianos no se presentaban todavía en Monterrey. Ahora van cada mes, son ídolos totales.
¿Qué le dicen los cantantes vallenatos que visitan Monterrey y llenan los coliseos?
Me dicen que gracias por tener tanta fe en esta música, me dicen maestro. No me gusta decirlo así porque suena muy ostentoso, pero no sé qué hubiera pasado si yo no hubiera introducido ese género musical en Monterrey… tal vez alguien más lo hubiera hecho.
¿Cómo fue el momento en que conoció a Alfredo Gutiérrez?
Fue como en el 96. Me dijeron que quién mejor que yo para darle la bienvenida a Monterrey. Él llegó como el ídolo que es, le dije maestro, el corazón se me salía por la boca. Tener a mi ídolo ahí era como si viniera John Lennon, Bob Dylan o Bob Marley.
Se ha creado una relación entre Monterrey y Valledupar…
Muchos vienen, un sobrino se vino a aprender acordeón a Valledupar. Es muy buen acordeonista el chavo.
¿Cómo comenzaron las colaboraciones con otros artistas?
Como en el 99 o 2000 se me acercó el bajista de El Gran Silencio y me propuso hacer una colaboración con Café Tacuba. El vocalista del grupo me abrazó y comenzamos el pedo. El primer tema que le gustó fue un son de Julio De la Ossa. Comenzamos a tocar y nos gustó mucho. Luego hablé con Lupe, vocalista de Bronco, y se aventó ‘Gitana’ (de Los Betos).
Carlos Vives revolucionó el vallenato en su momento…
Sí, fíjate que el vallenato estaba muy encajonado. Yo creo que nada más se escuchaba aquí y en Monterrey, pero llegó Carlos Vives revolucionando todo y abrió las puertas en todo el mundo. Una vez lo llevaron a Monterrey y llenó la Arena Coliseo.
¿Cómo ve la evolución musical desde aquellas canciones de 'Los Corrajeros' y Aníbal Velásquez, a lo que se hace hoy en día?
Claro que ha cambiado mucho. Yo te voy a ser franco. A mí el vallenato de hoy día no me gusta, es muy Light para mí, muy pop. A mí me gusta el de Juancho Polo, el de Alejandro Durán, Toñito Salas, Emilianito Zuleta, pero eso de hoy va con órgano y todo.
¿Cuándo va a ir a Valledupar?
Tengo planeado ir, ahora no se puede. Pero quiero que me inviten, como ahora que vine a Barranquilla, no ir cualquier día. Es como si yo hubiera venido a Colombia por mis fueros, sin pena ni gloria.
Jorge Mario Erazo
Publicada en El Universal en enero de 2010
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